Localizados en la ciudad de Verona, como entorno cautivador, encontramos a una pareja de jóvenes enamorados, y de familias enfrentadas, que son víctimas de una situación de odio y violencia que no quieren. Después de su boda secreta, Teobaldo, primo de Julieta, mata a Mercucio, amigo de Romeo, y éste clama su venganza matando al propio Teobaldo. A partir de ahí Shakespeare desencadena la tragedia y precipita los acontecimientos.

Y es que existen antecedentes de Romeo y Julieta en la mitología y literatura griegas y en algunas leyendas medievales. Múltiples versiones se realizaron durante los siglos XV y XVI, siendo Shakespeare quien le infundió una pasión y un dramatismo inéditos hasta entonces y que han contribuido a mantener la leyenda en la memoria colectiva.

Esta versión de Romeo y Julieta se verá reflejada a través de una coreografía que nos llevará a dichas escenas sirviéndose de la música de Prokofiev, la cual ganará en dramatismo gracias a la variedad tímbrica y colorista que aportan la tuba y el piano, dibujando unos cuadros que retratarán la obra con mayor veracidad y sentimentalismo de una forma íntima y cercana al espectador. Nuestra Julieta surgirá del clasicismo, mostrando cánones y estereotipos clasistas con la interpretación y suavidad de sus movimientos, mientras Romeo, romperá por completo esa divinidad y trasladará, de un modo original, novedoso y sobretodo actual, a mundos que han sido escritos, interpretados e imaginados en numerosas ocasiones.

Sabemos que los desenlaces con Shakespeare no son de lo más alegre, que sus historias nos trasladan a un drama ya esperado por el público o lector, pero hoy en día tenemos la capacidad de cambiar el rumbo de las cosas, devolviendo la esperanza a una sociedad que parece perdida. ¿No creéis?